ECOS DEL DUELO PT 8

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Soy un psicólogo que cuando comenzó su carrera,no comprendía que hacía dentro de aquellas paredes, que guardaban las enseñanzas de mis profesores. 
Fui pretensioso al imaginar que usaría la mayor parte del tiempo bata blanca y estaría en instalaciones propias del sector de salud. La realidad es que en el último mes fue cuando la utilicé para la clínica de la universidad. 
Lo increíble para mí fue descubrir que sí bien, nunca aspiré a ser un psicólogo, tenía habilidades para serlo.
Sé que está introducción está de más y no encaja bien al contenido restante de los próximos párrafos,pero si bien me tomo el atrevimiento de redactar letra por letra de tal contenido que encabeza este texto, es porque tanto las historias como las personas, nos ayudan a agudizar nuestro sentido de nobleza.

¿ECOS DEL DUELO?
ECOS DEL DUELO 
 En la mayor parte del día tengo ataques de ansiedad. Mis cambios de humor son radicales (pasando de la tranquilidad a la desesperación). Mi apetito es casi nulo y únicamente ingiero alimento cuando entra en mi parte de la ansiedad, intentando mitigarla al instante, consumiendo lo que no se me antoja. Mi único sedante aparece después de llorar a profundidad, después de un prolongado tiempo.
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Lo último que recuerdo antes de cerrar los ojos, es la ligera motivación que tenía en la noche, ahora remplazada por este estado taciturno. No está en mí el decidir cómo me voy “a sentir” al día siguiente
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Y si fuese el caso, hoy me sería de total agrado decirte (personas especial para mí), que horas antes de escribir esto, le hice cara a un suceso que me causaba nervios (aun los tengo) y que fue un poco estresante; pero en retrospectiva fue divertido hundirme en aquel reto que persigue en los próximos días. 
Te sigo extrañando a profundidad.
Jesús.

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Tales casos suelen provocar dolor a las personas que nos quedamos en un punto estático, resultado de la fortuita partida. 

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Si hoy está a mi alcance, el tener la oportunidad de volver a estar frente a esa persona, me llenaría de mucha felicidad, ver que sus ojos color café, brillan de forma discreta, pero, tan radiante.

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Hoy experimenté algo que si bien, antes podrían sacar de mí las más amargas lagrimas, hoy solo deja a manera de ilustración, una señal más, que me permite comprender que efectivamente, hay cosas que debemos mantener en nuestra caja mítica de los tiempos antiguos. 

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el impacto de aquella pérdida prematura y del recién conocimiento para ambos, me deja en claro en lo personal, que estos ecos, presentados por mi autoría, repercuten con ferocidad en mi vida.

Nunca estaré más agradecido con la vida por la oportunidad que medio para estudiar y comprender la conducta humana de mis prójimos en general. Comprendo perfectamente que los conocimientos que poseo actualmente, son minúsculos al extenso e infinito mundo de conocimientos que nos ofrece el hecho de estar vivos. 
Lo mejor de este vivo, es el poder experimentar diferentes emociones a lo largo de nuestro existir y sentir con cada parte de nuestro cuerpo diferentes texturas,escuchar diversas sonatas armoniosas,observar majestuosos óleos naturales y oler exquisitas esencias. También existe lo adverso y percibimos cosas que desearíamos no volver a conocer. 
Leyendo las confesiones de San Agustín, me queda la intriga si realmente estamos bajo la Merced del eterno ciclo del maniqueísmo. Aquella dualidad perpetua se podría observar en las manifestaciones de la sociedad a través del pasar del tiempo y con aquellos datos observables, llegaríamos a la conclusión que es inevitable estar en el ojo del huracán del debate sin pausa del bien y mal.
Tal hecho fue sintetizado por el autor, asegurando que el mal es la ausencia del bien y eso es suficiente para explicar un todo en cada una de sus partes. 


Mientras escribía tales capítulos de mi vida; yo estaba muriendo lentamente y sin exagerar. No era una muerte que reclamara mi existir sobre la fas de este planeta. Era una defunción que arrasó con la estructura yoica que había forjado desde hace tiempo.  El Jesús que la gente conoció en su momento, desaparecía tras cada noche de lamentaciones y llantos, mientras mi ser yacía en el suelo. 
Necesitaba hablar con alguien cada vez que emprendía mi camino cada mañana o tarde (en los últimos días era muy temprano) y la persona que me auxiliaba, expresaba sutilmente su desconcierto ante mi persona que poco a poco perecía y siempre mantenía en mis pensamientos a una sola persona.
Me aferré a su recuerdo, como quién se aferra a su última bocanada de aire cuando está a punto de ceder a lo profundo de la nada. 
Mi vida en ese entonces terminó, porque lo que tenía con la persona que partió era la idealización del comienzo de una vida soñada.

Me ha tomado mucho tiempo redactar el contenido de este último eco del duelo. La principal razón es muy simple: no encontraba la certeza con la que deseaba  ensamblar palabra por palabra, para darle el sentido y toque especial que deseaba. Una prueba es la misma sustancia literaria que se encuentra en los dos párrafos anteriores a éste.  No quisiera pecar de dramático al grado de dar en un burdo rol de víctima; por ello les compartiré lo siguiente. 
Heidegger expresó en determinado punto de su vida que somos una manifestación del SER y por consiguiente somos ENTES existiendo en un espacio. Ambos términos el mismo filósofo y estudioso de la literatura, mencionó son didácticamente compatibles entre sí,pero distintos en el núcleo de su naturaleza.  Acuñó el término  Dasein, que, en diversas interpretaciones se define como el “ser ahí “.

Al conocer la filosofía de Heidegger no pude evitar asociarlo con el tema de la relatividad. El mismo filósofo también explica la función del tiempo en su trabajo “obra y tiempo”. Solía expresar que el tiempo es una estructura inmutable del pasado; ofreciéndoles a los entes a posibilidad de “ser”. Precisamente a este punto deseaba llegar para concluir este capítulo no solamente de mi blog; también de mi vida. 
Mientas escribo justo ahora, hay dos seres que se entregan a su amor en su máximo esplendor. Mientras estos dos amantes, yacen en su lecho de pasión, otros dos finalizan un capítulo de su vida diciendo adiós. Mientras alguno de esos seres se siente triste y devastado, hay un ser nuevo que ha nacido y mientras una nueva vida florece, otra por tanto se apaga. Mientas en  una parte del planeta en donde habitamos ya es de noche,en otra parte es de día. Esa es mi concepción básica de la relatividad. 

Todo en cuanto a materia sea referido es destinado a cambiar, por el contrario todo aquello que no somos capaces de palpar, esta destinado a trascender. 
La edad no representa madurez. Las cicatrices no significan fortaleza. El brillo de unos ojos no siempre será por felicidad. 
Nuestros actos por más placenteros y  de procedencia controversial,no siempre nos dejarán satisfechos. 
No pretendemos ser algo para lo que no fuimos creados. Mejor optemos por aceptar, continuar y aprender....



Quiero agradecer a mi primos Joshua David por ser mi compañero en las noches de crisis existenciales. 
También extiendo mis agradecimientos a mi “compi” Mariana, por permitirme llamarle la mayor parte del día cuando me entraban los ataques de ansiedad y desconsuelo. 
De igual forma gracias a mi amiga Nallely, a mi prima Alma Santiago, a la siempre carismática Lic en Psic. Martha (antes mi terapeuta),por los consejos siempre bien recibidos.  En especial a mi prima Diana Ortega que fue mi mayor fuente de felicidad durante su estancia aquí en el Edo.Mex
A mis dos grandes amigos Osvaldo Alejandro y Edgar Mireles por sus palabras. 
Por último  y no por esto menos importante a mí madre y a mi abuela que siempre se han preocupado por mí. 

Para quienes leyeron estos escritos y se sintieron identificados, recuerden que detrás de este tipo de procesos, hay personas que siempre tendrán palabras que no solucionarán el problema,pero si nos brindarán un alivio. El perder a un ser querido, no significa que no existan varios seres especiales que de cierta forma nos aprecien y les preocupen nuestra situación;manifestando su presencia en aquella visualización catastrófica de nuestro propio universo que solía parecer infinito.

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