El siguiente contenido es compartido con la finalidad de atribuir la comprensión, de las personas, sobre el sentir y la conducta de quien padezca un proceso de duelo.
Creo que puedo hablar acertadamente por la mayoría, que nos agrada mucho cuando somos escuchados o en su defecto, que lo que expresamos, sea apreciado por nuestros interlocutores. Podemos compartir datos significativos de nuestro día a casi todas las personas de nuestro círculo cercano; siempre y cuando estos nos lo pregunten, o bien, cuando se de la oportunidad de hacerlo. Pero también hay pequeños detalles que catalogamos como “especiales” y que deseamos con mucha ilusión, poder compartir con aquella persona que entra en el campo categórico ya mencionado: “en lo especial”.
Actualmente me encuentro en este punto, tengo después de unos cuantos episodios desconcertantes, una que otra “victoria”, que muero (en sentido figurado) por tener la oportunidad de expresársela a esa persona.
Cuando pienso en aquel escenario alterno al cuál pertenezco en el ahora, un nudo en mi garganta comienza a yacer en mi ser. Lo qué bien es motivo de impulso, comienza a tornarse tan absorbente de mi vitalidad.
¿Creen qué aquella personas “especiales” de cierta manera, logren poseer conocimientos de aquellos acontecimientos?
En lo personal, me gustaría pensar qué sí. Y si fuese el caso, hoy me sería de total agrado decirte (personas especial para mí), que horas antes de escribir esto, le hice cara a un suceso que me causaba nervios (aun los tengo) y que fue un poco estresante; pero en retrospectiva fue divertido hundirme en aquel reto que persigue en los próximos días.
Te sigo extrañando a profundidad.
Jesús.