El siguiente contenido es compartido con la finalidad de atribuir la comprensión, de las personas, sobre el sentir y la conducta de quien padezca un proceso de duelo.
Aunque el sol brinde a la tierra destellos dorados. A pesar de que la tierra brinde un perfecto retrato en sus óleos naturales; mi estado anímico no ha mejorado.
Nuevamente despierto con una extraña sensación en mi pecho. Mi estómago presenta náuseas.
No sé qué sucedió en la transición de la oscuridad a la luz (noche y día), pero he despertado con ligeros destellos de estos auto nombrados “ecos”.
Lo último que recuerdo antes de cerrar los ojos, es la ligera motivación que tenía en la noche, ahora remplazada por este estado taciturno. No está en mí el decidir cómo me voy “a sentir” al día siguiente.
Como primera etapa del duelo, sigo sin reconocer y entender al compás,lo ocurrido. Un día despiertas con una cálida y singular compañía; en tanto hoy la frialdad del viento me recuerda mi nueva posición en este andar.
Todo fue fortuito. Todo fue tan rápido. Con lo anterior puedo usar a manera de ilustración, como se eleva mi ritmo cardíaco al recordar lo sucedido.
Es curioso entender que la confianza es una defensa que oculta nuestro temor a fallar. La valentía,por tanto, es la victoria al final del sendero de aquellos temores que se pudieron superar. Más aún es irónico que recite aquellos versos, dada mi actual situación.