ECOS DEL DUELO PT 4

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En memoria de Jorge Evodio Morales Cardenas.  Gran persona y querido por todos quienes tuvieron la gracia de conocerle. Descanse en paz “tío Jorge”.

El siguiente contenido es compartido con la finalidad de atribuir la comprensión, de las personas, sobre el sentir y la conducta de quien padezca un proceso de duelo. 


El perder a alguien,siempre será de lo más difícil y doloroso de procesar. Tal acto puede vivirse desde dos enfoques diferentes: quienes inician la partida y quienes se quedan.

No puedo hablar mucho del primer enfoque, ya que de forma constante, pertenezco al segundo. Supongo que quienes parten hacia distintos rumbos, suelen sostenerse de su orgullo; mismo que al moverse la persona, esté estado les permite alcanzar un climax de ímpetu y satisfacción (tal caso puede aplicarse a las personas que deciden separarse de un semejante y que siguen con vida). No se puede estar tan seguro que este trance aplique a las personas que hayan perecido en el camino denominado de forma coloquial como vida. Es mera opinión (esperando ser de lo más acertada), que cuando alguien fallece y tuvo la dicha de disfrutar los días que contuvo su vida hasta su muerte, descansará eternamente con mucha tranquilidad como compañera eterna.
Tales casos suelen provocar dolor a las personas que nos quedamos en un punto estático, resultado de la fortuita partida. 
Cada material tangible, es factor principal para evocar recuerdos y como luna llena, eleva la marea de nuestras emociones; misma que es imposible de controlar. 
En lo personal,actualmente estoy viviendo a cuenta nueva, un proceso de duelo. Por ironía de la vida, acompaño a familiares cercanos en el suyo.
Quienes nos quedamos viendo zarpar a quienes fueron en su momento nuestros compañeros de vida, estamos en una constante de souvenirs. 
La escalera únicamente cuenta con 5 escalones, que en cada uno el tiempo avanza lentamente y para llegar a cada uno de ellos, resulta ser casi una osadía.  En realidad nunca nos enteramos cuando llegamos al final de la escalera ( última etapa del duelo) (aceptación), porque sin más que hacer o intentar,  de forma natural se cumplen los anhelos: reír nuevamente, reencontrarse, disfrutar en plenitud, sentirse en paz y en libertad. Lo qué fue motivos de dolor, quedarán enmarcados en el marco del pasado y admirados (si es el gusto) con un gesto de  nobleza.
La cultura del consumo representada por material escrito o audiovisual, me muestran que quienes se van (refiriéndome a las personas que aún viven), han de vivir el proceso de duelo a la inversa: primero la aceptación y después la negación. Pero quien soy yo para afirmar esto último, sin antes experimentar y encarnar aquel rol, por eso dejo la tentativa al aire. Para quienes están en un plano más alto que el terrenal, no queda más que desear su descanso eterno.
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