“El pasado causa depresión, el futuro causa ansiedad, lo mejor es vivir el presente”.Aquellas palabras las escuché y por un buen tiempo las puse en práctica. El tiempo al igual que la esencia de la existencia suele ser tan profundo que nuestra razón para no perderse lo sintetiza en tres partes.
El pasado comúnmente lo asociamos con la nostalgia:mezcla de alegría y tristeza por los senderos ya recorridos, tan anhelados de volver a recorrer.Tal camino alberga paisajes tan sublimes como tormentosos. El pasado es la caja de Pandora de nuestra vida que una vez abierta, se libera una energía, cuyo destino es adherirse a nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestro comportamiento. Mucha gente prefiere sellar dicha caja, pero algo es tan cierto: en algún momento tal tapa dejará una ranura y pequeños destellos fluctuarán, completando su destino.
El presente para algunos contiene muchos beneficios: desmesura, placer, goce en lo absoluto. Para algunos lo contrario: tristeza,dolor, enfado,orgullo. Para pocos la Paz y tranquilidad existe en él.
El futuro dirían algunos es inciertos y por tal no se sabe nada. Pero muchos se aventuran a convertirlo en un proyecto y elaboran un plan sistemático para convertirlo en un hecho concreto.
Cuando se vive este proceso de duelo (pérdida irreversible de un ser, de la salud, de una parte del cuerpo, etc) nos anclamos al pasado y proyectamos todas las imágenes que el pasado brinda; de ahí proviene el movimiento violento de nuestras emociones y pensamientos extremistas, que abren telón para la presentación estelar de la ansiedad.
Existen diversos factores que nos permiten situarnos en el presente, y puedo asegurar que esta etapa es mucho más dolorosa que el pasado, por eso pretendemos regresar al mismo y habitar en lo que fue antes motivos de nuestra felicidad. Es muy temprano para aceptar que lo que suceda en mi nuevo presente, no me afecte. Por lo contrario puedo mencionar que, hay pequeños detalles que si bien no me derrumban, si me dejan en una posición que busca no desmoronarse. Hoy experimenté algo que si bien, antes podrían sacar de mí las más amargas lagrimas, hoy solo deja a manera de ilustración, una señal más, que me permite comprender que efectivamente, hay cosas que debemos mantener en nuestra caja mítica de los tiempos antiguos.